Un millón de ruiseñores, de Susan Straight.
Editorial Malpaso
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“La creía. Yo era lo único
que le importaba, si exceptuamos el café. Le gustaba tanto que atesoraba los
granos dentro de una lata especial que había en nuestra habitación. Los contaba
durante la noche, antes de dormirse, cuando creía que yo tenía los ojos
cerrados” Este es el tono narrativo que se me figura esa lluvia suave deseada en una tarde de soledades en la que he sido
atrapado, por esta historia escrita por Susan Straaight, belleza de un ritmo de
armoniosa cadencia que va desgranando lluvia literaria, la vida sin milagros de Moinette
una joven y hermosa esclava negra para todo, desde cortar caña, coser,
lavar y planchar la ropa de los amos, y por qué no, calmar el placer
efímero del macho si este lo considera,
traer al mundo una hija sin padre y soñar para ella durante las noches lo mejor
mientras cuenta y acaricia las pepitas de café que como perlas colecciona.
Ella. Moinette, un cuerpo sin
alma por ser negra, vio la luz en una
plantación de Luisiana que, como tantas otras, en la que los esclavos
recolectan la caña de azúcar que endulza las ganancias y el buen café de sus
amos. Su vida es la propia de los esclavos de la época, Siempre existirá la esclavitud ley impuesta siglo
tras siglo por el poder del dinero. La
niña es muy observadora y a medida que va creciendo aprende todo lo que
escucha de sus amos desde el rincón de su existencia. Y alcanza la edad de
catorce años y cambia de amo, como el amo que cambia de camisa, ni un adiós se
le permite con su madre. Diferencias de fortuna entre los de arriba y los más
bajos del todo, esclavos.
Susan Straight
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Cuánta dulzura y belleza narrativa para dibujar con
trazos medidos una realidad histórica, el drama y el horror de la esclavitud
fuente de riqueza y cruel clasismo, que en sus diversas épocas y facetas se muda
de camisa pero no de la piel y la mente que separa a las clases con el poderoso
Don del dinero. Circunstancias al contrario, que a la joven negra esclava le
sirven para irse formando una idea y voluntad que sueña con la liberación, no
ser una madre putativa, criada muda al servicio de los apetitos sexuales de raza
blanca sobre quienes tienen cuerpos que producen, pero nada de corazón y alma
con derecho a sentir y palpitar sin la oscuridad de la clandestinidad de sus
cadenas.
Novela
dentro de un temática que forma parte de esa línea literaria que viene apostando
sobre la experiencia y drama del mestizaje y su incursión en el espacio
cultural de la América del Norte dentro de sus propias contradicciones y el
poder de un conservadurismo por el que a veces parece no haber transcurrido más
de dos siglos de vivencias, luchas y reivindicaciones. Sumando en su realista
muestrario social una conmovedora y poseedora belleza que conmueve hasta el
punto de convertirse en el más poderoso compromiso solidario que, incluso puede
llevar al lector a sentirse envuelto de tal manera en el lenguaje expresivo en
que discurre con poder capaz de perdonar la tragedia. Ausente de todo sentimentalismo comercial,
totalmente lejana de Lo que el viento se llevó o La cabaña del Tío Tom.
Francisco Vélez Nieto
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