La lectura, memoria infinita del ser humano

Lectura, escena familiar bajo la lámpara. Salvador Dalí. 1981. Óleo sobre Cobre. 12.8 x 17.7 cm. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia. Madrid. España. Donación de Dalí al Estado español.

jueves, 30 de julio de 2015

La llama que amanece, de Alfonso Cabello G.

La llama que amanece.
Prólogo de Alfonso Cabello Jiménez
Alfonso Cabello G, miembro de ACE-Andalucía en la Delegación de Sevilla, nos presenta su obra poética La llama que amanece

"El tiempo permanece en la poesía sediento de revelación". Pedro Luis Ibáñez Lérida

Señala Alfonso Cabello Jiménez, perteneciente a la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, en el prólogo de la obra:


La poesía nos eleva, nos enardece y como podemos observar en el presente libro nos exalta amorosamente, tanto en un amor místico como profano. En algunas ocasiones, leyendo sus versos, se recuerda la poesía de los místicos, donde se intenta trascender de un mundo material, que atrapa y encarcela, para acceder a una realidad superior, plena y total.
            
La  llama que amanece se divide en tres grandes apartados: “Era un tibio amanecer” (1975-1978); “La luz y el destierro (1979-1982); “Desde una música soñada” (1986-1988)….El libro es ameno, destacando principalmente los temas amorosos, que con frecuencia se elevan como si quisiera romper la atonía en la que vive el alma atormentada y volar al infinito libre de las ataduras terrenales. En el poema “Corazón de amante” dice el poeta:

                                   Ternura, ave encantada
                                   Que en mí anida sin saberlo.
                                   Un corazón que de amante
                                   Se me ha vuelto prisionero.
           
            Aquí vemos un corazón prisionero, navegando entre el turbulento oleaje de la existencia, que también nos confirma el poema “Despedida”:

                                   Brazo firme timonel,
                                   Poniendo rumbo a mi barca,
                                   Sople en mi vela tu viento
                                   Y en tu aliento mi esperanza.

            Igualmente se repite en el poema “Carcelero”, la ansiedad de soportar una cruz demasiado pesada, cuando todos los senderos se difuminan en la lejanía:

                                   En mí pusiste tu dedo
                                   Y mi prisión eres tú.
                                   ¿Qué más quieres carcelero?

                                                                                                                          

            La narración “El anciano y el niño” es un relato impresionante, se condensa en su corto espacio toda una lección de vida, que culmina en las siguientes palabras: “La muerte es ese instante de plenitud que ya no puede sostener el tiempo”.

            En el segundo apartado, tan sugerente, obliga  a reflexionar sobre el destierro que sufre el ser humano cuando no se ven claros los caminos de la luz, la fe y la esperanza y el hombre divaga sin saber el porqué de su existencia ni a donde camina. La luz representa……la huida hacia la plenitud de todas las libertades…y en lo profundo del sentimiento humano, hacia lo eterno…
                                                                                                               
            En el tercer apartado, el poeta habla a su amor expresando sus más profundos sentimientos, como han hecho la mayoría de los poetas a lo largo de la Historia. Recordemos a Endrina, Beatriz, Laura, Teresa, Leonor, Zenobia. Todas ellas amores y musas de otros tantos poetas. En el subapartado “Canciones para un mar y un marinero” se hace un canto a la mar y consigue el autor que algunos poemas lleguen a la sensibilidad más exigente, como en poema “Golondrina”:

Me duele la sal del mar,
    La brisa de la ribera
Y el grito azul del coral.

                                                                                                                          

            El poeta busca a su amor, real o platónico para que llene su corazón de esperanza Como nos dice en el siguiente poema:

Hacia tu amor ibas el mío
                                                  Y no lo pudo encontrar
¡No supe sembrar espigas

En los trigales del mar!


Pueden contactar con el autor en la dirección electrónica: acabello-g@hotmail.com


Alfonso Cabello G
Alfonso Cabello G nació en un pueblo de la Provincia de Córdoba: Montalbán. Hijo de emigrantes andaluces se traslada con sus padres a Madrid cuando no contaba más de cuatro años de edad. A partir  de ese momento, en Madrid transcurre su infancia y su adolescencia. Primero Carabanchel y luego Canillas fueron su lugar de residencia. A Canillas – y a Hortaleza- se siente muy vinculado, ya que, allí vivió desde los cinco años viendo nacer y crecer el barrio con él mismo: viviendo la transformación de la paz de los gorriones y las huertas en bloques de pisos y el morir de las moreras y los pinos en favor del asfalto. Como hijo de la emigración compagina sin contradicción - aunando vivencias inolvidables de Madrid con entrañables recuerdos de Montalbán- su ser y sentir andaluz con el amor profundo a la tierra de Madrid.

Realizó sus primeros estudios en el Colegio Nacional “Rubén Darío” de Canillas. Más tarde hizo Magisterio en la Escuela “Pablo Montesinos” (Escuela Normal y experimental Nocturna) y recuerda a los Profesores de ambas Instituciones con auténtica devoción.

Posteriormente obtiene la Licenciatura en Filosofía y Letras – Pedagogía- por la Universidad Complutense de Madrid. Experto en Counselling (Relación de Ayuda Personal para situaciones difíciles, problemáticas o conflictivas), ha realizado cursos de Doctorado en la Universidad de Sevilla. En la actualidad trabaja, como Orientador, en el Centro Escolar “Lope de Vega” de Sevilla del que ha sido también profesor de Lengua y Literatura y Director.

Su vocación literaria viene de lejos. Las primeras poesías se pierden en la infancia. Sus poemas compartidos en Ateneos Literarios y en grupos de amigos encontraban en ellos estímulo bastante y los liberaban de la necesidad inmediata de ser publicados. Por ello la selección poética que aquí se presenta en una trilogía que bajo el título “La llama que amanece” incluye tres libros de poesía pertenecientes  a periodos sucesivos: “Era un tibio amanecer” 1975-1978,  “La luz y el destierro” 1979-1982,  y “Desde una música soñada” 1986-1988, que ahora el autor ha creído necesario editar  como exponente de una trayectoria poética que cierra un ciclo literario y vital del poeta, abierto ya a horizontes nuevos.



miércoles, 29 de julio de 2015

Haia, de José de María Romero Barea

Edición y estudio introductorio
de Marina Bianchi
José de María Romero Barea nos presenta su más reciente publicación, la novela HaiaEdición y estudio introductorio de Marina Bianchi, investigadora y profesora (professoressa aggregata) de Literatura Española, en el Departamento de Lenguas, Literaturas Extranjeras y Comunicación de la Universidad de Bergamo.

Haia es la segunda entrega de una serie de novelas reunidas bajo el título común de “Interrupciones”. Hilados Coreografiados (Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera, 2012) abre la serie.

En la serie narrativa "Interrupciones", Alex y Polifemo, Ruth y Haia, Anouk y Deseada, Gina, Katze y Mitze deambulan por los lugares de la ciudad, a veces sorprendidos por la brutalidad de algunas coincidencias, otras conmovidos. Yendo y viniendo, intentando atar cabos donde no los hay, buscando justicia (poética) donde no es necesario. Se dirigen, como cualquiera de nosotros, a un lugar determinado para acabar, por lo general, en otra parte.

Haia participa de todas las coincidencias que "Interrupciones" nos depara. Juntas, forman una especie de fábula, una parábola moralista sobre la música y la experiencia.

La imagen de portada reproduce una imagen del cuadro sin título del pintor mexicano Álvaro Burgos Cordero, mención honorifica en el Art Students League of New York

Te invitamos a la lectura del estudio introductorio de la profesora Marina Bianchi  AQUÍ

Fragmento de la obra

Alguien, por unas monedas, dispone las sillas en la terraza de la cafetería que aún no ha abierto, las arrastra, una por una, desde la puerta hasta la terraza improvisada sobre la acera junto a la librería, un quinteto de metal que es la banda sonora de la plaza, al que se unen las ramas que arañan los cristales en los ventanales de la librería a un lado de la plaza que despierta, la plaza que al principio no se reconoce en la mañana, y a medida que se despereza, va despertando a no se sabe qué, se va convenciendo de ser plaza, va desprendiendo una alegría contagiosa que es una especie de Grandes Éxitos, un televisor que arroja música y otras canciones, la mayoría desconocidas, que uno estaría escuchando siempre, canciones con las que uno se arrulla mientras el televisor sigue arrojando música que uno ya no escucha y que no piensa escuchar y sin embargo la plaza repite, Grandes Éxitos, canciones desconocidas, un ejercicio de (alta) fidelidad que la plaza dedica a la ciudad que la contiene, un juego que tiene mucho de mental, del placer al que la plaza se entrega sin cortapisas, un placer en el que aún nos reconocemos, una felicidad que consiste en caminar con tu hija a través de la plaza, sin dirigirte a ningún sitio, sólo por el placer de caminar, cogidos de la mano, como cuando tu madre te llevaba de la mano, solo que ahora eres tú el que llevas a tu madre de la mano (aunque en realidad lleves a tu hija), y la conduces a través de una plaza, un reducto mágico donde se canta, un ámbito estremecido por las ramas de los plátanos, el entrechocar de la loza en los bares, la salmodia de la máquina de calentar la leche, la plaza que cruzas de vuelta a casa, pero no a tu casa, sino a esa casa de la que aún no has salido, el hogar al que regresas, con tu hija de la mano, donde mora la esperanza, y tú te dejas llevar, recomendar por esa mano, más pequeña que la tuya, que te lleva a través de una plaza, una avenida, otra avenida aún más grande, por el puro placer de caminar, el único placer que es puro, un aria suelta entre voces dispersas, el ruido del papel al ser plegado, una sinfonía que multiplican los balcones, los ruidos de la plaza que abre y cierra sus comercios entre aplausos, una sinfonía que nos encanta y que cierra y abre el día, que emociona, junto a la luz que se
Álvaro Burgos Cordero. Sin título. Acrílico sobre papel.
abre paso a través de los ancianos, los muros venerables, los portales entreabiertos donde conviven las zinnias y las esculturas Art Decó, la luz que se abre paso a través del pelo de las mujeres que abren y cierran las puertas de sus pisos y salen a la calle a finalizar la noche cuando aún es de noche, mujeres que abren una puerta, un estribillo que la noche gusta de repetir, todo lo que una mujer abre (y cierra) cuando abre una puerta y se dirige a una entrevista de trabajo o al trabajo, o sale con ganas de espectáculo a la plaza que es puro espectáculo, mi plaza, sus ruidos de corral, su oleaje, el roce de neumáticos que llega amortiguado desde la avenida, mi plaza, sus arias, la sinfonía Mi Plaza que se abre paso a través de tu hija y tú que os sentáis en una de sus cafeterías, frente a un vaso que es simulacro de la plaza que el vaso copia y repite y que no tiene nada que ver con la plaza, que es todo lo que no es vaso, sino un placer que os sacia, os adivina, os devuelve al hogar u os arroja de rodillas ante él con una oración en los labios, la oración que repite la plaza, a unos segundos de la primera palabra, de esa repetición que fragua un diálogo, entremezclado de periódicos que se abren o se cierran, comercios que anuncian, con letreros luminosos, sus mercancías, un diálogo entre la plaza, tu hija y tú, que anula toda intención de individualidad, que os funde en un abrazo que incluye los brazos que Poli deja sobre tu hombro, el saludo que Poli os dedica, vuestros nombres, que Poli repite, Eric, Haia, aldabonazos que Poli da sobre la puerta de tu casa, a la que por fin regresas.


Si deseas disfrutar de la lectura de otro fragmento AQUÍ

Puedes contactar con el autor en la dirección electrónica: josedemaria@andaluciajunta.es



José de María Romero Barea (Córdoba, 1972) es profesor, poeta, narrador, traductor y periodista cultural. Autor de Poesía (qué si no), cuya primera sección, el corazón el hueco, consta de la trilogía Resurrecciones (Asociación Cultura y Progreso, 2011), (mil novecientos setenta y) Dos (Ediciones en Huida, 2011) y Talismán (Editorial Anantes, 2012), del que la plaquette ridículo ciego feliz en mi sitio (Q Ave Press, 2012) es un adelanto.

Su poemario un mínimo de racionalidad un máximo de esperanza se encuentra en proceso de edición. Las revistas literarias Luz Cultural, Universo La Maga, Transtierros y Nueva Grecia han publicado un adelanto del libro. Ha presentado el V Ciclo de Poesía Nadadora Sevilla-Córdoba 2014, ha participado en la XI edición de Cosmopoética, Poetas del Mundo en Córdoba, y en el 9º RCA Recital Chilango Andaluz.

José de María Romero Barea es autor, además, de una serie de novelas reunidas bajo el título común de Interrupciones. Hilados Coreografiados (Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera, 2012) abre la serie. Le siguen Haia, (Edizioni Nuova Cultura, Universidad de Bérgamo, Italia, 2015. Edición y estudio introductorio de Marina Bianchi), Mitze Katze (inédita), Oblicuidades (inédita) y una quinta entrega en proceso de escritura.

Romero Barea ha traducido el poemario de Curtis Bauer Spanish Sketchbook/España en dibujos (Ediciones en Huida, 2012), Disarmed/Inermes de Jeffrey Thomson (Q Ave Press, 2012) y Gerald Stern. Esta vez. Antología Poética (Vaso Roto, 2014).

José de María Romero Barea es crítico de narrativa, poesía, ensayo y novela gráfica. Ha sido coordinador de las I Jornadas de narrativa Sevilla 2014, que organiza la Asociación Colegial de Escritores de España (A.C.E.), a la cual pertenece. Además, es miembro de la AAEC-Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios y coordinador de las I Jornadas de Crítica Literaria ACE-Andalucía 2014. Pertenece a la Asociación Cooltura, Acción y Poesía y a la Asociación Nueva Grecia, así como al Circuito Literario Andaluz.

El autor colabora con sus reseñas, entrevistas y traducciones en publicaciones de ámbito nacional e internacional, en formato digital y en papel, entre otras: los diarios Le Monde Diplomatique, La Vanguardia (Revista de Letras), y Andalucía Información (“Veredictos”); las revistas de divulgación Culturamas y Tendencias 21; las revistas de literatura Quaderni Iberoamericani (Italia), Resonancias (Francia), Lathouses, La Otra (México), Letralia (Venezuela), Contratiempo (EE.UU.), Sonograma (Barcelona), Nayagua, Lecturas Sumergidas, Quimera, El Placer de la lectura, Cuaderno Ático (Madrid), Piedra del Molino (Cádiz), Estación Poesía y Nueva Grecia (Sevilla), de cuyo consejo de redacción forma parte.

Más sobre el autor:



viernes, 24 de julio de 2015

Hazte CAZADOR DE HISTORIAS


El recuerdo que deja un libro es más importante que el libro mismo” 
                                                                                                   Gustavo Adolfo Bécquer


Marylin Monroe leyendo
Leer es una aventura única. Uno de los mayores retos a los que se enfrenta el ser humano: combinar signos y sonidos para formar palabras y contar historias.

Historias tan antiguas que se pierden en la memoria y novísimas que arden en los labios que las entonan y crujen en las páginas de los libros que las contienen.

Los escritores crean historias. Los lectores las descubren. Siempre hay historias por encontrar en los libros.

Te invitamos a formar parte de esta iniciativa que organiza la Delegación en Sevilla de la Asociación Colegial de Escritores de España, sección autónoma de Andalucía, ACE-Andalucía



Nuestro objetivo es la defensa, promoción y fomento de la lectura.

Para ser un CAZADOR DE HISTORIAS sólo debes seguir estas sencillas indicaciones:

1. Envíanos una fotografía en formato jpg o similar en la que aparezcas con aquel libro que         cazaste y te contó la historia que tanto te gustó y a la que, a partir de ese momento, has invitado a descubrir -cazar- a otro amigos.

2. Debes indicar título y autor de la obra.

3. Si lo deseas puedes hacernos partícipe de un comentario sobre la obra. Te agradeceríamos     que nos enviaras un archivo word, letra Georgia 12, con un máximo de 300 palabras.


4. Si lo consideras puedes facilitarnos tu nombre, apellidos y país. Estos datos serán                     exclusivamente utilizados para la edición de las entradas en el blog y facebook.

Un niño y una niña leyendo unos libros de la biblioteca
de Misiones Pedagógicas, hacia 1932
4. Las historias se encuentran en todos los libros y géneros: poesía, cuento, relato, novela teatro, ensayo, artículo, investigación, historieta, etc.

5. Los CAZADORES DE HISTORIAS no tienen  límite de edad: neolectores, lectores infantiles, juveniles y adultos.

6. La dirección electrónica de envío:                     asocescritoresevilla@gmail.com




7. ¿Quieres ser EMBAJADOR del proyecto CAZADORES DE HISTORIAS? Ponte en contacto con nosotros.

Con nuestro mejores y mayores deseos de buenas lecturas. Es decir, que seáis CAZADORES DE HISTORIAS y animéis e invitéis a otros a serlo. 


Pedro Luis Ibáñez Lérida. Idea y coordinador del proyecto.


miércoles, 22 de julio de 2015

Sangre o amor. Por Francisco Vélez Nieto

Sangre o amor, de Donna Leon.
Traducción de María Figueroa Evans
  ¿Cuantas historias de intriga ha creado haciendo camino al andar en el género de la Novela negra, literariamente hablando? Si tomamos aquella  primera novela de Donna León (Nueva Jersey en 1942) Por aquel año de 1992 titulada Muerte en la Fenice  hasta esta elegante y actualísima  Sangre o amor. Cosecha de ricos frutos es su entrega literaria permanente que suma en la Editorial Seix Barral veintisiete títulos, historias de finas intrigas que transcurren entre canales y palacios  alcanzados un alto vuelo en el rico y variado mundo de la novela policíaca.

  Lo que significa que nuestra Donna Leon discurre por la dehesa del  mundo policiaco como madonna en propia casa con total soltura, siendo consciente que su nombre no está en el tablón de anuncio con un “Se traspasa” sino con el justo texto “Se lee y se vende con total garantía” Y ello, teniendo en cuenta que en este género literario tenemos una lista de autoras de rompe y raja. Siendo Donna  una de ellas.


  La autora, junto con su fiel comisario Brunetti, con Sangre o amor se introducen en La Fenice, no solamente para  dar un paseo y estudiar algo curioso, ahora se encajan con todas las consecuencias en el laberíntico interior de teatro asumiendo el  peso de   Tosca ópera en tres actos, con música de Puccini y libreto en italiano de Luigi Illia y Giuseppe Giacosa. Curiosamente estrenada con éxito en Roma, el 14 de enero de 1900,  El texto de la obra se basa en un intenso drama, que de nuevo y con éxito se representa por unos días en la ciudad de los canales donde transcurren y desviven  todas sus novelas.

Donna Leon
  Y sin duda alguna en esta tampoco podría faltar Sangre y amor. Especialmente al final del último acto, cuando la adorada y carismática soprano Flavia Petrelli recibe  entusiastas ovaciones del público. Pero una vez, tras tantos aplausos, el telón cae definitivamente y la ficción narrativa cambia el tono y el curso de la  escena con muerte ficticia, para adentrarse en un peligro real que se cierne entre bambalinas y sospechas, provocadas por un protagonista  anónimo, personaje que al parecer adora a la diva de tal manera  que parece se deba a una extraña locura. Al estar Flavia Petrelli recibiendo costosos regalos y, muy especialmente, cantidades de rosas amarillas, color de mal fario precisamente en el mundo de la escena. A la vez que se detecta un deseo de controlar totalmente cada paso de la diva.

  Preocupación que partiendo de una simple frase impresa  en la cubierta del libro: “Peligroso es aquel que nada tiene que perder”, el lector puede poner en alerta su imaginación, porque le esperan grandes sorpresas Y efectivamente existen unos valores en la historia que  interpreta el comisario Brunetti como de carambola al principio,  hasta que se va introduciendo en el misterio de las rosas y las joyas de regalo de forma tan sorpresiva que no cesa en un inverosímil acoso a la atormentada Flavia Petrelli cociente de vivir pendiendo una espada sobre su cabeza que en cualquier momento puede romperse el hilo que la sostiene y caer sobre ella convirtiéndose en tragedia real  con sangre auténtica, puñal  clavado en el corazón de una Tosca viva. Algo que va más allá de las rosas amarillas cuando se adentra en las interioridades íntimas de la cantante. Una narración viva, original y amena. Admirable muestra de la maestría literaria de Donna Leon.

Francisco Vélez Nieto

Pueden contactar con el autor en la dirección electrónica: veleznieto@telefonica.net 

Sones de haiku en Federico García Lorca (II). Por Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala


La poesía de Federico García Lorca presenta varios lugares de concomitancia con el haiku.  Y aunque en poesía todo es cuestión de "forma" creativa -es decir: creatividad artística en sentido amplio-, la antigua distinción retórica entre forma y fondo sigue siendo útil.  Y esa misma dicotomía, en una formulación más comprensible, la denominaríamos  "expresión" frente a "contenido".  En el caso de Lorca, pienso que la cuestión de contenido o fondo es más dominante -en su posible aproximación al haiku- que la de expresión o forma.
 
  
Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gávala
La razón de ello está en que Lorca tiene muy internalizado el ritmo octosílábico, como vehículo del romance, hasta el punto de que uno de sus libros más famosos  es el "Romancero gitano", escrito todo en octosílabos con rima asonante.  El romance es un metro muy popular entre nosotros, muy fácilmente musicable, cantable, bailable.  Mientras que el ritmo típico del haiku, de 5 y 7 sílabas, aunque lo podemos encontrar en nuestros cancioneros, incluso en los populares,  por lo general es un ritmo más afín a la poesía culta, y combina bien con el endecasílabo y el alejandrino -cosa que no se puede decir del octosílabo-.

   En Japón no hay tales distinciones por la métrica.  Aparte de que la prosodia de su idioma tiene peculiaridades que la hacen diferente de la nuestra, el ritmo 5·7·5 se encuentra tanto en el haiku -que suele ser una poesía popular- como en el tanka o waka -que es poesía culta-, como también en otros metros japoneses.  No existe la rima en japonés.

   No obstante lo dicho, se encuentran acá y allá en Lorca muestras de proximidad a la pauta formal del haiku.  Así por ejemplo, en "Presentimiento", que pertenece a su "Libro de poemas" fechado en 1920, la primera estrofa -muy afín en métrica al resto del poema- reza así:

   El presentimiento
es la sonda del alma
en el misterio.
   Nariz del corazón,
que explora en la tiniebla
del tiempo.

  Su métrica es como sigue: 6·7·5 / 7·7·3.  Se podría dividir pues en dos subestrofas, mediante la cesura que supone el punto ortográfico tras el tercer verso;  y aproximadamente el conjunto de ambas subestrofas equivaldría a dos haikus.  El contenido -dicho sea de paso- no es muy de haiku, al constituir una reflexión más bien filosófica.

   Otro ejemplo curioso lo encuentro en los tres versos finales del poema "La guitarra",. del libro "Poema del Cante Jondo":

   ¡Oh guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.

  Su métrica:  4·7·5.  El contenido, aunque metafórico, sería más asumible como haiku.  Si, violentando por un momento la disposición de los versos establecida por Lorca, pensáramos que ese final aquí citado fuera un haiku de cierre situado tras el fragmento restante -del poema previo titulado "La guitarra"-, tal idea sería admisible, y tendríamos ahí un curioso haiku de cierre.

   El poema "Camino", del mismo libro, empieza por un verso octosílabo -que podríamos considerar como un título- y a continuación -en la misma estrofa- prosigue mediante un presunto haiku:

   Cien jinetes enlutados,
¿dónde irán,
por el cielo yacente
del naranjal?

   Su métrica: 8· 5 (haciendo dialefa)· 7 · 5.  Aquí tenemos la pauta del haiku, concretamente en la frase interrogativa.

   Y en "Canciones", en el poema titulado "A Irene García (criada)", la estrofa inicial nos resulta interesante: tiene dos subestrofas, y se repite literalmente al final del poema.  En medio de esa doble aparición hay ocho versos.  Dichos principio y final se convierten así -cada uno- en un par de haikus en serie, con esta métrica:  4·7·5  // 5·7·5. El contenido también es muy de haiku:

   En el soto,
los alamillos bailan
uno con otro.
Y el arbolé
con sus cuatro hojitas
baila también.

   El hecho de que esta estrofa sirva a la vez de comienzo y final, le da cierta afinidad con la famosa seguidilla andaluza, cuya fuga sigue esta misma métrica, muy de haiku, por cierto.

   Sin salirme de esta onda, encuentro en "Cantares populares", entre las "Sevillanas del siglo XVIII", esta joyita de expresividad con que empieza la segunda sevillana de las tres que hay. Presenta una impecable métrica de haiku 5·7·5:

   Lo traigo andado.
La Macarena y todo
lo traigo andado.

   Y entre sus "Poemas sueltos", en "Tres historietas del viento", encuentro este inspirado final de su tercera historieta, cuya protagonista (y sujeto gramatical también) es la brisa:

(...)
y se desmaya
al chocar con lo duro
de la montaña.

   Su medida cabal de 5·7·5 sílabas, y su arranque inicial mediante la conjunción "y", me traen como evocación la fuga de la seguidilla, de ritmo parejo al del haiku.

   Dejando ya un poco aparte el tema de la métrica, pasemos a considerar otras afinidades en
las que Federico García Lorca muestra un espíritu muy haikista, en el sentido de valorar la naturaleza y la sorpresa del instante vivido.  Como en mi artículo anterior, mi atención se vuelve espontáneamente hacia Kobayashi  Issa, poeta -por antonomasia- de la infancia y de la fraternidad con pequeñas criaturas de la naturaleza.

   Leyendo el famoso libro "Poeta en Nueva York" de Lorca, me llama poderosamente la atención el poema "Vals en las ramas", sobre todo por su comienzo:

   Cayó una hoja
y dos
y tres.
Por la luna nadaba un pez.

   La síntesis de la luna con la faz de un estanque  (que no se menciona, pero se intuye)  y esa caída insonora de las hojas..., goza todo ello de un gran valor pictórico, que me hace recordar la expresión japonesa "shasei" (1) o "esbozo de la naturaleza", que acuñara Shiki a propósito de los haikus de Buson.  Esto equivalía a calificarlos de  "descriptivos", rasgo destacado muy coherentemente, ya que Buson era también pintor.

   Encuentro en Lorca asimismo juegos onomatopéyicos que me recuerdan a Issa.  El poema "Malestar y noche" del libro "Canciones" empieza por un verso pentasílabo constituido por una sola palabra, escrita toda en mayúsculas: ABEJARUCO.   Este mismo verso-palabra abre y cierra el tríptico final del poema, que es un haiku impecable, y reza así (dejando un amplio espacio gráfico ante cada aparición de dicha palabra):

                                 Abejaruco.
Uco uco uco uco.
                                 Abejaruco.

  Quedémonos con el segundo verso -repetitivo y onomatopéyico- en la memoria, y pasemos ahora al penúltimo verso del poema "La soleá",  del libro "Poema del Cante Jondo".  Trata de una mujer "vestida con mantos negros" -así la describe el verso de entrada, y poco más sabemos de ella, salvo que puede estar de luto-.  Los dos versos finales rezan así:

   ¡Ay yayayayay,
que vestida con mantos negros!

  El penúltimo verso es onomatopéyico, con cierta base léxica, a saber: la exclamación "¡ay!" y la fusión de la misma con el adverbio temporal "ya", tal como muestra l final de tan larga palabra: "-yay".

  Tenemos pues estos dos versos -que podemos considerar pentasílabos- en García Lorca:

uco uco uco uco
¡ay yayayayay!

   Leamos ahora este haiku de Issa (2), rebosante de un juego onomatopéyico a base de la sílaba japonesa "ge" (léase <gue>, y no con sonido de letra jota):

   gege no gege
gege no gekoku no
suzushisa yo

   Ruin y más ruin,
ruin país, y aun así...,
¡con tal frescor!
                             (Traducción mía)

   Japón, país insular, siempre acariciado por aires marinos, se redime mediante este grato rasgo -su frescura ambiental- de su triste condición de pobreza, que por cierto alcanza -en el hoy de Issa- a la mayoría de su gente.  Issa se lamenta en tan expresivos términos como hemos visto.
   La sílaba japonesa "ge" (<gue> en su lectura) (3), más que una palabra es un componente léxico, que interviene en palabras como "gehin" (4) 'de baja clase o condición', "gekoku" (5)'país pobre', "gejo" (léase <gueyo>) (6) 'criada', "jooge" <yóogue> (7) 'arriba y abajo'... Existe asimismo la locución "ge no ge" (8) 'lo más bajo de lo ínfimo'.

   Issa elaboró este haiku (2) con gran soltura, posiblemente inspirándose en otro poeta anterior -pero esa es otra historia-.  Comparemos ahora estos tres pentasílabos, ya vistos:

   gege no gege        (Issa)
   ay yayayayay        (Lorca)
   uco uco uco uco  (    "    )

   La sonoridad de las sílabas, con la relativa semántica que les prestan sus idiomas respectivos, vale por sí misma, derrochando expresividad  suscitando curiosidad.
.
   Entrando ahora de lleno en el terreno semántico, voy a detenerme, para terminar, en el espíritu de observación, propio  de la curiosidad casi infantil que domina en el mundo del haiku.

   Issa compuso el siguiente haiku (9), donde fija su atención en el tema de esa inquietud de búsqueda, tan propia de los pequeños; aquí, a propósito de un premio de caligrafía que persigue un niño japonés.

   kakichin no
mikan mii mii
kissho kana

   El niño mira y mira
la naranja: ese premio
de su primer escrito
                                        (Traducción mía)

   La palabra "mii" -repetida en el segundo verso- aunque esté escrita silábicamente en hiragana, y no mediante ideograma, es la raíz léxica del verbo "miru" 'mirar, observar', y funciona aquí como un presente reforzado por la reiteración.  También tiene un efecto onomatopéyico, al repetir incluso la sílaba inicial "mi" de "mikan" 'naranja'.  De hecho, al niño, como premio a su primera escritura de Año Nuevo, se le ha prometido una naranja, que es la que él mira con insistencia, dando muestras de buen apetito.  La frase "mira y mira" nos recuerda un gran verso de García Lorca, cuando en el "Romance de la luna, luna", que abre el "Romancero gitano", nos encontramos estos cuatro versos:

   La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.

   El tercer verso es admirablemente parecido al segundo del haiku de Issa (primero en la traducción).

   Desde el punto de vista de la teoría poética, considero muy oportunas las siguientes palabras que Federico García Lorca expresara de viva voz a Gerardo Diego, y publicadas en la obras completas de Federico:

   "Pero, ¿qué voy a decir yo de la Poesía? ¿Qué voy a decir de esas nubes. de ese cielo?  Mirar, mirar, mirarlas, mirarle, y nada más." 

   Y en una conversación telefónica mantenida con Ernesto Giménez Caballero (1928) y publicada en el apartado "Entrevistas y declaraciones", ante la pregunta "¿Cuál es tu posición teórica actual?", Federico respondió:

   "Trabajar puramente.  Vuelta a la inspiración.  Inspiración, puro instinto, razón única del poeta.  La poesía lógica me es insoportable.  Ya está bien la lección de Góngora.  Apasionado instintivamente, por ahora."

   Sugiero, por mi parte, que nos quedemos con estas sencillas frases, espigando de entre las recién mencionadas:

   "Mirar, mirar..."
   "Trabajar duramente. Vuelta a la inspiración."
   "Inspiración, puro instinto. Razón única del poeta."

   Nótese la reiteración de "mirar" en la primera de las frases, tan acorde con lo que hacía el niño en cada poema (tanto el niño japonés, como el español).  Hacernos como niños, y mirar.
   La segunda frase coincide substancialmente con este consejo que se atribuye a Picasso:
"Procura que la inspiración te encuentre trabajando."

   La tercera y última frase nos hace ver que la inspiración de Federico tenía mucho de ese pulso sensible, casi instintivo, que atesora el haiku japonés. 


Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala. Universidad de Sevilla.

Pueden contactar con el autor en la dirección electrónica: fdo_rod_izq_gav@hotmail.com 

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