La lectura, memoria infinita del ser humano

Lectura, escena familiar bajo la lámpara. Salvador Dalí. 1981. Óleo sobre Cobre. 12.8 x 17.7 cm. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia. Madrid. España. Donación de Dalí al Estado español.

jueves, 30 de julio de 2015

La llama que amanece, de Alfonso Cabello G.

La llama que amanece.
Prólogo de Alfonso Cabello Jiménez
Alfonso Cabello G, miembro de ACE-Andalucía en la Delegación de Sevilla, nos presenta su obra poética La llama que amanece

"El tiempo permanece en la poesía sediento de revelación". Pedro Luis Ibáñez Lérida

Señala Alfonso Cabello Jiménez, perteneciente a la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, en el prólogo de la obra:


La poesía nos eleva, nos enardece y como podemos observar en el presente libro nos exalta amorosamente, tanto en un amor místico como profano. En algunas ocasiones, leyendo sus versos, se recuerda la poesía de los místicos, donde se intenta trascender de un mundo material, que atrapa y encarcela, para acceder a una realidad superior, plena y total.
            
La  llama que amanece se divide en tres grandes apartados: “Era un tibio amanecer” (1975-1978); “La luz y el destierro (1979-1982); “Desde una música soñada” (1986-1988)….El libro es ameno, destacando principalmente los temas amorosos, que con frecuencia se elevan como si quisiera romper la atonía en la que vive el alma atormentada y volar al infinito libre de las ataduras terrenales. En el poema “Corazón de amante” dice el poeta:

                                   Ternura, ave encantada
                                   Que en mí anida sin saberlo.
                                   Un corazón que de amante
                                   Se me ha vuelto prisionero.
           
            Aquí vemos un corazón prisionero, navegando entre el turbulento oleaje de la existencia, que también nos confirma el poema “Despedida”:

                                   Brazo firme timonel,
                                   Poniendo rumbo a mi barca,
                                   Sople en mi vela tu viento
                                   Y en tu aliento mi esperanza.

            Igualmente se repite en el poema “Carcelero”, la ansiedad de soportar una cruz demasiado pesada, cuando todos los senderos se difuminan en la lejanía:

                                   En mí pusiste tu dedo
                                   Y mi prisión eres tú.
                                   ¿Qué más quieres carcelero?

                                                                                                                          

            La narración “El anciano y el niño” es un relato impresionante, se condensa en su corto espacio toda una lección de vida, que culmina en las siguientes palabras: “La muerte es ese instante de plenitud que ya no puede sostener el tiempo”.

            En el segundo apartado, tan sugerente, obliga  a reflexionar sobre el destierro que sufre el ser humano cuando no se ven claros los caminos de la luz, la fe y la esperanza y el hombre divaga sin saber el porqué de su existencia ni a donde camina. La luz representa……la huida hacia la plenitud de todas las libertades…y en lo profundo del sentimiento humano, hacia lo eterno…
                                                                                                               
            En el tercer apartado, el poeta habla a su amor expresando sus más profundos sentimientos, como han hecho la mayoría de los poetas a lo largo de la Historia. Recordemos a Endrina, Beatriz, Laura, Teresa, Leonor, Zenobia. Todas ellas amores y musas de otros tantos poetas. En el subapartado “Canciones para un mar y un marinero” se hace un canto a la mar y consigue el autor que algunos poemas lleguen a la sensibilidad más exigente, como en poema “Golondrina”:

Me duele la sal del mar,
    La brisa de la ribera
Y el grito azul del coral.

                                                                                                                          

            El poeta busca a su amor, real o platónico para que llene su corazón de esperanza Como nos dice en el siguiente poema:

Hacia tu amor ibas el mío
                                                  Y no lo pudo encontrar
¡No supe sembrar espigas

En los trigales del mar!


Pueden contactar con el autor en la dirección electrónica: acabello-g@hotmail.com


Alfonso Cabello G
Alfonso Cabello G nació en un pueblo de la Provincia de Córdoba: Montalbán. Hijo de emigrantes andaluces se traslada con sus padres a Madrid cuando no contaba más de cuatro años de edad. A partir  de ese momento, en Madrid transcurre su infancia y su adolescencia. Primero Carabanchel y luego Canillas fueron su lugar de residencia. A Canillas – y a Hortaleza- se siente muy vinculado, ya que, allí vivió desde los cinco años viendo nacer y crecer el barrio con él mismo: viviendo la transformación de la paz de los gorriones y las huertas en bloques de pisos y el morir de las moreras y los pinos en favor del asfalto. Como hijo de la emigración compagina sin contradicción - aunando vivencias inolvidables de Madrid con entrañables recuerdos de Montalbán- su ser y sentir andaluz con el amor profundo a la tierra de Madrid.

Realizó sus primeros estudios en el Colegio Nacional “Rubén Darío” de Canillas. Más tarde hizo Magisterio en la Escuela “Pablo Montesinos” (Escuela Normal y experimental Nocturna) y recuerda a los Profesores de ambas Instituciones con auténtica devoción.

Posteriormente obtiene la Licenciatura en Filosofía y Letras – Pedagogía- por la Universidad Complutense de Madrid. Experto en Counselling (Relación de Ayuda Personal para situaciones difíciles, problemáticas o conflictivas), ha realizado cursos de Doctorado en la Universidad de Sevilla. En la actualidad trabaja, como Orientador, en el Centro Escolar “Lope de Vega” de Sevilla del que ha sido también profesor de Lengua y Literatura y Director.

Su vocación literaria viene de lejos. Las primeras poesías se pierden en la infancia. Sus poemas compartidos en Ateneos Literarios y en grupos de amigos encontraban en ellos estímulo bastante y los liberaban de la necesidad inmediata de ser publicados. Por ello la selección poética que aquí se presenta en una trilogía que bajo el título “La llama que amanece” incluye tres libros de poesía pertenecientes  a periodos sucesivos: “Era un tibio amanecer” 1975-1978,  “La luz y el destierro” 1979-1982,  y “Desde una música soñada” 1986-1988, que ahora el autor ha creído necesario editar  como exponente de una trayectoria poética que cierra un ciclo literario y vital del poeta, abierto ya a horizontes nuevos.



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