La llama que amanece. Prólogo de Alfonso Cabello Jiménez |
"El tiempo permanece en la poesía sediento de revelación". Pedro Luis Ibáñez Lérida
Señala Alfonso Cabello Jiménez, perteneciente a
La poesía nos eleva, nos enardece y
como podemos observar en el presente libro nos exalta amorosamente, tanto en un
amor místico como profano. En algunas ocasiones, leyendo sus versos, se
recuerda la poesía de los místicos, donde se intenta trascender de un mundo
material, que atrapa y encarcela, para acceder a una realidad superior, plena y
total.
La llama que amanece se divide en tres grandes apartados: “Era un tibio amanecer” (1975-1978); “La luz y el destierro (1979-1982); “Desde una música soñada” (1986-1988)….El libro es ameno, destacando principalmente los temas amorosos, que con frecuencia se elevan como si quisiera romper la atonía en la que vive el alma atormentada y volar al infinito libre de las ataduras terrenales. En el poema “Corazón de amante” dice el poeta:
Ternura, ave encantada
Que
en mí anida sin saberlo.
Un
corazón que de amante
Se
me ha vuelto prisionero.
Aquí
vemos un corazón prisionero, navegando entre el turbulento oleaje de la
existencia, que también nos confirma el poema “Despedida”:
Brazo firme timonel,
Poniendo rumbo a
mi barca,
Sople en mi vela tu viento
Y
en tu aliento mi esperanza.
Igualmente
se repite en el poema “Carcelero”, la ansiedad de soportar una cruz demasiado
pesada, cuando todos los senderos se difuminan en la lejanía:
En mí pusiste tu dedo
Y
mi prisión eres tú.
¿Qué
más quieres carcelero?
La
narración “El anciano y el niño” es un relato impresionante, se condensa en su
corto espacio toda una lección de vida, que culmina en las siguientes palabras:
“La muerte es ese instante de plenitud que ya no puede sostener el tiempo”.
En
el segundo apartado, tan sugerente, obliga
a reflexionar sobre el destierro que sufre el ser humano cuando no se
ven claros los caminos de la luz, la fe y la esperanza y el hombre divaga sin
saber el porqué de su existencia ni a donde camina. La luz representa……la huida
hacia la plenitud de todas las libertades…y en lo profundo del sentimiento
humano, hacia lo eterno…
En
el tercer apartado, el poeta habla a su amor expresando sus más profundos
sentimientos, como han hecho la mayoría de los poetas a lo largo de la Historia. Recordemos
a Endrina, Beatriz, Laura, Teresa, Leonor, Zenobia. Todas ellas amores y musas
de otros tantos poetas. En el subapartado “Canciones para un mar y un marinero”
se hace un canto a la mar y consigue el autor que algunos poemas lleguen a la
sensibilidad más exigente, como en poema “Golondrina”:
Me duele la sal del mar,
La brisa de la ribera
Y el grito azul del coral.
El
poeta busca a su amor, real o platónico para que llene su corazón de esperanza Como nos dice en el siguiente poema:
Hacia tu amor ibas el mío
Y no lo pudo encontrar
¡No supe sembrar espigas
En los trigales del mar!
Pueden contactar con el autor en la dirección electrónica: acabello-g@hotmail.com
Alfonso Cabello G |
Realizó sus primeros estudios en el Colegio Nacional “Rubén Darío” de Canillas. Más tarde hizo Magisterio en
Posteriormente obtiene la Licenciatura en
Filosofía y Letras – Pedagogía- por la Universidad Complutense
de Madrid. Experto en Counselling (Relación de Ayuda Personal para situaciones
difíciles, problemáticas o conflictivas), ha realizado cursos de Doctorado en la Universidad de
Sevilla. En la actualidad trabaja, como Orientador, en el Centro Escolar “Lope
de Vega” de Sevilla del que ha sido también profesor de Lengua y Literatura y
Director.
Su vocación literaria viene de lejos.
Las primeras poesías se pierden en la infancia. Sus poemas compartidos en
Ateneos Literarios y en grupos de amigos encontraban en ellos estímulo bastante
y los liberaban de la necesidad inmediata de ser publicados. Por ello la
selección poética que aquí se presenta en una trilogía que bajo el título “La
llama que amanece” incluye tres libros de poesía pertenecientes a periodos sucesivos: “Era un tibio amanecer”
1975-1978, “La luz y el destierro” 1979-1982, y “Desde una música soñada” 1986-1988, que
ahora el autor ha creído necesario editar
como exponente de una trayectoria poética que
cierra un ciclo literario y vital del poeta, abierto ya a horizontes nuevos.
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