La lectura, memoria infinita del ser humano

Lectura, escena familiar bajo la lámpara. Salvador Dalí. 1981. Óleo sobre Cobre. 12.8 x 17.7 cm. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia. Madrid. España. Donación de Dalí al Estado español.

martes, 14 de julio de 2015

La única noticia es la poesía. Por Pedro Luis Ibáñez Lérida

Francisco Basallote.
Fotografía de su hijo, Francisco Basallote


La pervivencia ejemplar de la  poesía en cualquier sociedad y tiempo la convierten en símbolo de indómita resistencia frente a quienes ansían liquidar lo poético de la vida.

  Pensar la fugacidad que somos: sencillamente de paso, como aves migratorias. El presagio del estío será la advertencia en invierno. Quizá no volvamos a ver a aquel anciano que dormita en el banco de la plaza, amparado por la sombra benefactora del naranjo amargo, y que forma parte de nuestra cotidianidad a pesar de desconocer su nombre. Es el anonimato de la coexistencia. La mirada reposa y rebosa finitud. La veracidad de la emoción es irremediable. Tamiza el pormenor que nos habita de forma extraña y rezuma nostalgia. En la poesía el tiempo no sucumbe al tiempo, sencillamente comparte su soledad. La íntima soledad renacida en cada nueva lectura, en la geografía lírica que exploramos sin mapa ni brújula, a pensamiento y sentimiento gentil. Ese acontecer que súbitamente nos interpela y ante el que guardamos silencio, porque escuchamos en los del poema la reverberación de los nuestros. Juan Gelman abrevia este sorbo y lo degusta, “En la poesía se escuchan los silencios. Y eso es también realidad del hombre”.

           La poesía es estancia de la memoria que huidiza deja un rastro apenas perceptible. Un indicio que a modo de resplandor parpadea un brevísimo instante de luz para entrever el lenguaje, siempre renovador y revelador que contiene y expresa: “no hay poesía sin sociedad, pero la manera de ser social de la poesía es contradictoria: afirma y niega simultáneamente al habla, que es palabra social; no hay sociedad sin poesía, pero la sociedad no puede realizarse nunca como poesía, nunca es poética. A veces los dos términos aspiran a desvincularse. No pueden. Una sociedad sin poesía carecería de lenguaje”. La palabra enuncia el mundo. La palabra poética le insufla espíritu. Octavio Paz dialoga con la palabra y, a través de ella, lo hace con aquél. El poeta no escribe, intuye la escritura. Primero es el signo, luego la expresión, más tarde el viaje a lo desconocido. El mensaje encerrado en una botella que arriba a la playa, hasta que su hallazgo circunstancial encienda una mirada desconocida.

Francisco Basallote hace cantar al silencio. La edición de su reciente obra Hasta el cantil del viento (1987-2013), vasto y luciente recorrido en un periodo que comprende más de 25 años de creación poética, atesora el genuino ejercicio  e introspectivo testimonio de belleza consciente. La riqueza de imágenes no se superpone al lenguaje. Lo dota de responsabilidad. Es decir, lo hace trascendente al desatender los espejismos de modas pasajeras y ceñirse al compromiso profundo de un eco que mana autenticidad. Su palabra abunda en el misterio y presagio del alma, favoreciendo ese lugar de acomodo reposado, reflexivo y contemplativo en el que la conciencia poética arbitra su lugar en el mundo para designar el don de la levedad. Esta obra antológica es testimonio de un tiempo que se escribe en el cielo de la mirada del poeta, desde la que nos invita a desposeernos de todo aquello que no sea esencial. Y siempre desde tres principios poéticos irrenunciables: sencillez, claridad y emoción.

Labio sobre labio. Medida de existencia que hace lo indecible para renunciar a la estirpe de malogrados deseos que componen nuestra humanidad. La poesía nos reduce a lo que somos; sólo eso, tanto como eso, nada más que eso: febril y desconsolada soledad que respira en su propia herida y clama la pérdida. Francisco Basallote construye un universo polifónico donde la sílaba viva que éste representa y que señala Peter Sloterdijk, se repite hasta elaborar un registro de la memoria y de la conciencia. Memoria del tiempo y conciencia del mundo para desandar el lenguaje y balbucear de nuevo ante la experiencia vital. “Tiempo fuera del tiempo, un poema atestigua dolorosamente la fugacidad de lo visible y de lo vivido y también la alza en su frágil plenitud”. Antonio Muñoz Molina mira a los ojos de Juan Ramón Jiménez, “Y para recordar porqué he venido, estoy diciendo yo”. Nombrar en primera persona el desamparo. El poeta vejeriego lo arrulla para que concilie el sueño: “Si como un reptil / se te enrosca la emoción / al árbol de las lágrimas / al poner los pies en este umbral / no lo hagas porque evoques los días del limbo / hazlo precisamente / porque es triste / que el único destino de las puertas / sea cerrarlas…” Con esta obra antológica de más de 350 páginas, nos revela la cadencia de su paso paciente y sereno, alejado del murmullo vocinglero y presencia escaparatista. Holla la senda ignota del ensordecedor silencio. Silencio que es tránsito poético en el enigma que apela a nuestro entendimiento, celosía que preserva la intimidad “Sólo el tiempo escribirá la clave / sobre el azul, abierto, casi libro / para que puedas descifrar el cielo”. Entonces, entre el sonido monocorde de lo previsible y la percusión confusa que agita y descompone nuestra abigarrada naturaleza, la esencia intacta: sólo el tiempo principia el poema. Lo designa sin edad. Un tiempo siempre nuevo, aún por llegar, todavía desconocido. Implícito en el titular persistente que escribió Ezra Pound, “La única noticia es la poesía

Pedro Luis Ibáñez Lérida  

Pueden contactar con el autor en la dirección electrónica: pedrolerida@gmail.com

Artículo publicado en Luz Cultural Magazine, dentro de la sección El destello del almirez. Pueden acceder a su lectura también AQUÍ



Pedro Luis Ibáñez Lérida
Poeta. Articulista, crítico y comentarista literario en diversos medios de comunicación. 

Miembro de la Asociación Colegial de Escritores de Andalucía -ACE-Andalucía- y representante de esta entidad en la provincia de Sevilla. 

Pertenece a la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios -AAEC-. 

Miembro del Consejo de redacción Nueva Grecia, revista estacional de literatura. 

Pertenece al Centro Andaluz de la Letras -CAL-. Forma parte de diversas antologías.​Su última obra publicada  El milagro y la herida


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